Cada una de las cinco veces que Puerto Real salió a la pista, el pupilo de Roberto Bullrich estuvo a la altura de las expectativas. Hijo de Pure Prize y Posera (Orpen), este zaino de 550 kilos es producto de una combinación muy propia del Haras Carampangue que recién está dando sus primeros frutos.

Ayer se adjudicó su primer clásico de Grupo 1, el Gran Premio Estrellas Juvenile (G1, 1600 metros), luego de una campaña inmaculada que lo vio segundo en su debut en doce cuadras de la arena palermitana, allá por febrero, y enseguida primero con su pase a la grama norteña y el aumento de doscientos metros. A la postre, su graduación jerárquica en el Chevalier (G2) en abril, y un segundo puesto en el Gran Criterium (G1), previo a su aparición de ayer.

Justamente ayer, el defensor de las sedas del stud Triunvirato, con su jockey de siempre Fabricio Barroso en una carga arrolladora, demostró por qué es uno de los mejores potrillos, sino el mejor, de la generación, y se perfiló como serio candidato a la Polla de Potrillos en Palermo.

Lo siguieron para completar el marcador Dallas Maverick (Hurricane Cat) (que lideró la vanguardia hasta los 400), El Impoluto (Exchange Rate), Sobre Action (Interaction) y Marc In The Rye (Catcher In The Rye).

Puerto Real es una realidad.